miércoles, 21 de mayo de 2008

Gestión de Modificaciones en Obras de Construcción

Las modificaciones solicitadas con posterioridad al inicio de las faenas constituyen una de las causas de conflicto frecuente en las obras de construcción, debido a que interfieren con el desarrollo programado y generan incertidumbre sobre los resultados finales. Si bien, algunas de ellas son destinadas a aclarar y mejorar los diseños de arquitectura e ingeniería, otras dependen de condiciones inciertas, no conocidas al empezar los trabajos tales como las del terreno, variaciones en los mercados, cambios en las necesidades del mandante, intervención de entidades gubernamentales de empresas de servicios públicos y eventos fortuitos.
Por los motivos indicados, es indispensable disponer de las herramientas apropiadas para enfrentar estas situaciones y minimizar sus consecuencias; para tal efecto, se presenta a continuación un modelo de gestión de las modificaciones en los proyectos de construcción; producto de la experiencia obtenida en obras de urbanismo. Este, consiste en una serie de acciones que tienen por objeto integrar a las partes, reunir información sobre la modificación, determinar si es viable temporal, técnica y económicamente, aportar datos suficientes para decidir sobre su ejecución y crear los registros pertinentes para sustentar su realización, mediante una adecuada retroalimentación. Este modelo de gestión comprende:

Comunicar
Dar aviso adecuado y oportuno del cambio a quienes participan en el proyecto. Estos, deben participar de manera coordinada y activa en su gestión, con el fin de fijar el marco dentro del cual se harán las modificaciones y aportar ideas para realizarlas.

Definir
- Objeto: qué se pretende cambiar, dónde, requerimientos a cumplir, cuál es la intención de la modificación y el resultado esperado.
- Procedencia y causa: quién o qué genera la modificación y porqué, bien puede ser: a) interna, es decir, acciones de las partes que comprenden el contrato o de los proyectistas (arquitectura e ingeniería); b) externa, terceros que intervienen en el proyecto o se ven afectados por su ejecución; o c) caso fortuito o fuerza mayor.
- Autoridad: quién, por contrato, puede introducir modificaciones, si están sujetas a normas de obligatorio cumplimiento o se acogen a sugerencias de terceros.
- Tipo: qué carácter tiene la modificación, indicando si es: a) indispensable, sin ella el proyecto no cumple su propósito; b) necesaria, requerimiento que suple o complementa elementos existentes; o c) accesoria, se puede prescindir de ella sin efectos significativos para el proyecto.
- Partidas: cuáles partidas de la propuesta afecta y cuáles son nuevas.
- Plazo: qué lapso hay para estudiarla y aprobarla o rechazarla, según el programa del proyecto.
- Costos: quién asume los costos de la modificación y los de su evaluación; y su presupuesto para ello.

Evaluar
1. Viabilidad temporal
Indicar la posibilidad de incluir la modificación antes del término de ejecución del proyecto y aportar un programa asociado, verificando:

• Estado del proyecto: avance de los trabajos permiten incorporarla.
• Disponibilidad de recursos: existen y están aptos para acometerla a tiempo.
• Condiciones climáticas: hay o no influencia del clima para realizarla.
• Tiempo de ejecución: el periodo previsto para implementarla y ejecutarla es apropiado y se puede coordinar con la programación del proyecto.

2. Viabilidad técnica
Proporcionar la descripción completa de la modificación (o sus alternativas), especificaciones técnicas que la rigen, obras o tareas relacionadas, controles, secuencias, implementación y plazo o término estimado para su realización. Se debe consultar:

• Documentación: especificaciones, controles de calidad, ensayos de laboratorio, normas asociadas y eventos similares ocurridos con anterioridad.
• Especialistas: proyectistas, fabricantes o proveedores, subcontratos, etc.
• Constructabilidad: conocimientos de técnicas de construcción, abastecimiento y operaciones que se deben utilizar para incorporar la modificación y minimizar los efectos adversos.

3. Viabilidad económica.
Deducir los costos de las alternativas técnicas y establecer el programa de pago de los cambios o adiciones, teniendo en cuenta:

• Aumentos o disminuciones: valoración de cambios en las partidas contratadas inicialmente, incluyendo aquellas con cubicación ajustable.
• Obras extraordinarias: valoración de partidas adicionales que por sus características son distintas a las contratadas y sobre las cuales no es posible aplicar un precio establecido en el presupuesto del contrato, pero que se entienden destinadas a servir al proyecto.
• Presupuestos: entregados por el constructor o terceros.
• Gastos administrativos, utilidades asociadas a estas obras y garantías sobre su ejecución.
• Límites presupuestales del contrato y posibles excesos sobre los mismos.

Decidir
1. Aprobar / Rechazar: análisis de factibilidad de la modificación (o sus alternativas), fundado en los datos obtenidos a partir de la evaluación temporal, técnica y económica, con el objeto de escoger una solución acorde a los requerimientos exigidos, beneficio económico esperado e intereses del mandante y del proyecto; o de ser necesario, reevaluar las opciones ofrecidas.
2. Asignar: señalar si el constructor o un tercero ejecutará la modificación. Decisión que depende del mandante o por lo menos contar con su aprobación.
3. Ejecutar: una vez asignada, el inicio o realización de la modificación queda sujeta al mantenimiento de la causa que la generó o al cumplimiento de alguna condición.

Documentar
1. Registrar: elaborar listas de control que incorporen los pasos anteriores, adjuntando todos los antecedentes que justifiquen el cambio o adición.
2. Actualizar: mantener, distribuir y colocar en conocimiento de los implicados la información concerniente a las versiones de planos y documentos en uso después de dar luz verde a la ejecución de la modificación, con el fin de evitar confusiones.
3. Retroalimentar: se entiende desde dos puntos de vista; a) suministrar información del estado de desarrollo de la modificación en terreno y de costos; y b) formar un banco de datos para evitar o minimizar los efectos de situaciones similares en el futuro.

Conclusiones
El cumplimiento de las acciones anteriormente descritas, genera orden y disciplina en la gestión de imprevistos en los proyectos, ayuda a cuantificar las reales necesidades de tiempo, técnicas y económicas que conllevan (y el impacto asociado), previene conflictos entre las partes, en particular mandante – constructor, y al interior de sus organizaciones; además, permite considerar alternativas que tiendan a disminuir su efecto en el desarrollo del proyecto.
Es importante destacar que se deben establecer explícitamente las reglas y métodos a utilizar para el manejo de eventualidades técnicas o de otro tipo que se generan prácticamente sin excepción en todas las obras civiles; más aún, si tienen índole de fuerza mayor. Por lo tanto, se recomienda incorporar, antes del inicio de las obras, la metodología expuesta, ya sea en el contrato o bases administrativas, respetando los límites presupuestales y de acción de cada parte.

Indice de Productividad en la Construcción: Mito o Realidad

Indice de Productividad en la Construcción: Mito o Realidad
Corporación de Desarrollo Tecnológico CDT -

La cifras oficiales sobre el nivel de productividad en el sector Construcción, de buenas a primeras, sorprenden y preocupan, pero luego de interiorizarse en la metodología de cálculo de este índice y en los planteamientos de los involucrados en el tema, surgen dudas en torno de la credibilidad de este análisis.
Molly Pollack, directora de productividad del Centro Nacional de Productividad y Calidad (CNPC), organismo dependiente del Ministerio de Economía y uno de los encargados de calcular este índice, reconoce que hay áreas oscuras en la forma como se realiza esta medición. Por ello, considera necesario efectuar un estudio profundo, exclusivamente en la Construcción, para lo cual está dispuesta a poner toda su experiencia.
Junto con lo anterior, los expertos del Banco Central, figuras claves en este tema, reconocen incluir procesos propios de la Construcción en el cálculo de la productividad en le sector industrial, por considerar que se trata de actividades anexas al proceso de la Construcción, lo que por supuesto distorsiona la realidad de ambos subsectores de la economía.

Números de la Discordia
Según el CNPC, entre 1986 y 1999, el índice de productividad en la Construcción habría crecido sólo 0,5%, correspondiente a la matriz insumo producto, que elabora el Banco Central. Este resultado no deja de sorprender, si consideramos la creciente asistencia tecnológica incorporada en los últimos años, como por ejemplo en todos los procesos de edificación, tanto públicos como privados.
El tema tecnológico no es menor, por cuanto es señalado como un factor preponderante en la consecución de mayores niveles de eficiencia. Entre más tecnología, más productividad, pareciera ser el paradigma del siglo XXI.

¿Qué es Productividad?
De acuerdo con los parámetros de CNCP, por productividad debemos entender la relación entre la producción obtenida por un sistema de producción y los recursos utilizados para obtenerla. Estos recursos productivos, incluyen el factor trabajo, capital y otros insumos como la tierra, energía, materias primas e, incluso, la información.
Una productividad mayor significa la obtención de más resultados con la misma cantidad de recursos, o el logro de una mayor productividad en volumen y calidad con el mismo insumo.

INDICE DE PRODUCTIVIDAD
¿Cuál es su Grado de Certeza?
En Chile, el índice de productividad es calculado por el Centro Nacional de la Productividad, a partir del número de empleados del sector, emanado del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), y el valor interno bruto de la actividad, identificado por el Banco Central.
Este ultimo nivel, se desprende de la cuantificación de todas las obras construidas, terminadas o en ejecución, durante un período de tiempo, ya sea en obras de vivienda, edificios no residenciales y obras de infraestructura, tanto de las áreas privada como pública, explica Antonio Escandón, analista del departamento de Cuentas Nacionales del Banco Central.
Para calcular el valor de producción de vivienda y edificación no habitacional, se considera como fuente los permisos de edificación que proporciona el INE de manera mensual. "Como los permisos son documentos administrativos de las empresas constructoras para determinar cuánta superficie se construye en un período X, se les aplica algunas funciones matemáticas de avances físicos de las obras en N tiempo", explica. Por ejemplo, "si en marzo una empresa sacó un permiso de mil metros cuadrados, ese edificio generalmente se demora en construirse, de 10 a 20 meses. Entonces de acuerdo con el tipo de edificación, tenemos determinadas funciones de avance físico en el tiempo", agrega Escandón. "Esas funciones nos dicen cuánto se construyó, teóricamente, en el mes uno, en el mes dos hasta el mes X", subrayó.
Lo cierto es que al analista y su equipo no le interesa medir la obra terminada, sino que el proceso de construcción. "O sea la obra ejecutada, los metros cuadrados equivalentes construidos", manifestó.

-¿Señor Escandón, los paneles prefabricados y el hormigón premezclado, por ejemplo, son incorporados en la medición?
No, esos procesos no son incorporados , porque son producciones industriales, que se añaden como consumo intermedio de la construcción .
-¿Qué otros procesos de la construcción se calculan en el ámbito de la industria?
Bueno, la industria genera bienes intermedios para la construcción, desde las maderas enchapadas hasta todos los productos de hormigón premezclado, adoquines, tuberías de cemento, pinturas y fierro.
-¿En el cálculo de productividad, hay consideraciones tecnológicas o de capital de trabajo?
No, porque el capital de trabajo puede ser consumo intermedio o componentes de valor agregado, como remuneraciones u otros tipo de gasto. Y si hay cambios tecnológicos se van incorporando con las actualizaciones en los años bases de cuentas nacionales.

Pese a los anterior, el jefe de Cuentas Nacionales del Banco Central, Gerardo Aceituno, reconoció que "es un hecho que los precios relativos de 1986 distorsionan la medición actual. No tiene sentido medir los precios de las computadoras, porque han
bajado. Además, los precios relativos varían en una economía en crecimiento".
Junto con esto, advirtió que siguiendo las recomendaciones de la división de Estadística de las Naciones Unidas se debe modificar esta base cada 10 años. "La matriz de cálculo de insumo producto será modificada. Su nueva estructura será anunciada en agosto y en marzo de próximo año serán conocidos los nuevos índices, según el nuevo esquema". Así el sistema se adecuará a la realidad de 1996, con resultados diferentes a los vistos hasta el momento.
Para Molly Pollack la información con la cual se mide la productividad de la construcción puede presentar algunos problemas. "La información es un poco gruesa, porque es un promedio. Efectivamente, hay una parte del sector que se ha modernizado muchísimo, por lo que la productividad debiera haber aumentado", aseguró. "Han habido cambios tecnológicos importantes, pero no en los últimos años y por eso no se nota en la medición. También hay que considerar que si se sigue produciendo lo mismo, pero al mismo tiempo se continúa absorbiendo mano de obra, de forma importante, es lógico que la productividad tiene que caer", subrayó Pollack.
"En el caso de la construcción creo que influyen el cambio tecnológico, realizado en los ochenta, y la caída de la demanda, que hizo que se siga produciendo igual, pero con menos personas", apuntó.

Visión Privada
Pablo Araya, jefe de estudios económicos de la Cámara Chilena de la Construcción (CCHC), considera, en primer lugar, que el índice de productividad se refiere sólo a la cantidad de empleados, dependientes como de cuenta propia, pero no habla de las horas trabajadas.
Para él, sería interesante dividir el Producto Interno Bruto (PIB) del sector no por el número de trabajadores, sino que por el número de horas trabajadas. Araya destacó que en la Construcción hay un porcentaje alto de trabajadores por cuenta propia, que pueden tener fracciones de trabajo bastante bajas, como es el caso de los gasfiter,carpinteros y maestros en general, que en total pueden sumar hasta 70 mil. "Sospecho que estamos incluyendo un segmento como los trabajadores de cuenta propia, que elevan mucho el número de ocupados, pero que gestan poca productividad y trabajan pocas horas", resaltó Araya. "Eso explica en parte el nivel, no la evolución, porque si la evolución siempre ha sido así, no debería afectar, ni ser un factor predominante", resaltó.
Un claro ejemplo de que la productividad, en el sector construcción, ha subido es que antes un proyecto se ejecutaba en un plazo medio de 12 a 14 meses, pero ahora las obras grandes se hacen entre 7 a 8 meses. "Hay proyectos en que la obra gruesa se hace a la razón de un piso por semana. Para mi gusto esto significa un aumento de la productividad", subrayó Araya.
También puede estar influyendo, a su juicio, el hecho de que la construcción no es un actividad continua. "Una empresa luego de haber terminado un edificio, parte a levantar otro inmueble y tiene que empezar de cero, con instalaciones totalmente nuevas. No es como la producción de leche condensada, por ejemplo, que tiene una secuencia en la fabricación de los tarros", resaltó.

Consejos Prácticos
Al gerente general de la empresa constructora Delta, Helmut Stehr, le preocupan las actuales cifras de la construcción, porque, "pueden tener alguna incidencia en la composición estructural del sector". Stehr reveló que "la vivienda se sigue construyendo ladrillo por ladrillo. Hay un gran componente artesanal en faenas que son muy importantes".
Con el fin de disminuir ese factor artesanal, Stehr en su empresa introdujo el uso de moldajes de aluminio, mesas voladoras, y también participa en una sociedad que fabrica bloques de hormigón celular, producto todavía desconocido en Chile y que tiene muchas ventajas de aislación térmica, según afirmó. "Nosotros somos capaces de hacer un edificio en menos meses de lo que es capaz de hacer una empresa constructora Argentina. Acá es usual hacer un piso por semana en edificios de altura", manifestó.
El ejecutivo está consciente que la tecnología es preponderante para lograr una mejor productividad, pero intuye que quizás todavía no se aplica de forma tan intensiva. "La informática y el Internet todavía son incipientes en la ejecución de trabajos de forma más ágil, rápida y con menos errores", comentó.
También consideró importante, que las empresas tengan una buena política de prevención de riesgos, dado que significan costos importantes.

Productividad:
Algo Difícil de Medir"
Rossana Costa, analista del Instituto Libertad y Desarrollo, advirtió que al actual índice de productividad se le está pidiendo más de lo que puede dar. "Así como cuando uno va al supermercado y ve que el índice del IPC no se ve reflejado en nuestras compras, pero nos olvidamos que los cálculos del Indice de Precios al Consumidor (IPC) se refieren a precios promedios". Costa sostuvo que medir productividad es difícil. "La productividad tiene apellido. Hay una productividad del trabajo en el sector de la construcción, hay una productividad del capital y hay una productividad de la construcción como un todo", subrayó. A su juicio, el cálculo de la productividad debe ser más fino, acogiendo una serie de factores que influyen de manera independiente en los verdaderos niveles de producción del rubro de la construcción.
"Uno debiera esperar que las remuneraciones reflejaran el incremento de la productividad. Si las remuneraciones crecen más de lo que crece la productividad, en el largo plazo se tiene que resentir y tendrá que crecer menos, porque no puede financiar ese ritmo", explicó.
"Debieran considerarse factores por separado o bien no debieran darse alcances que no tiene a esta variable", resaltó Rossana Costa. Según experta, la productividad debiera definirse como cuánto contribuye una hora adicional de trabajo a la producción. "En el fondo, se trata de saber cuánto aumenta el producto del sector, cada vez que aumento una hora adicional de trabajo. Eso es lo que en verdad es productividad", explicó. "Entonces, tratar de medir con el promedio de producto por trabajo, es un salto tremendo", destacó.
Revelaciones Universitarias
Prácticamente, no hay estudios recientes que arrojen claridad en el tema de la productividad. El estudio más cercano es uno titulado "Estudio de los Tiempos Improductivos en las Obras de Construcción", ejecutado por un grupo de ingenieros civiles de la Universidad Católica, publicado en1989.
"Existen muchas causas que producen tiempos improductivos en las obras de construcción, lo que a su vez generan ineficiencias en la administración de los recursos involucrados y en la dirección general de las obras", advirtió este equipo de trabajo, integrado por Juan Pablo Cobarruvias, Luis Felipe Martínez, José Miguel Santana, Alberto Ureta, Patricio Varela y Rodrigo Verbal.
Estos expertos identificaron las siguientes categorías:

-Trabajo Productivo: Se define como aquella actividad que aporta en forma directa a la producción.
-Trabajo Contributorio: Se entiende como aquel trabajo que debe ser realizado para que pueda realizarse el trabajo productivo en términos de apoyo a la producción.
-Trabajo no Contributorio: Se definen como todas aquellas actividades realizadas que no son consideradas en las dos anteriores.

Entre 1987 y 1989, se estableció que en las obras de la Región Metropolitana el trabajo no contributorio era de 24%, en promedio, entendiendo como parte de esa clasificación, entre otras actividades, el caminar con las manos vacías, conversar sin hacer nada, dormir, escuchar radio sin hacer nada o esperar para recibir el sueldo, cosa que los estudiosos consideraron que debe realizarse fuera del horario del trabajo.
"El 24% de trabajo no contributorio implica que se está desperdiciando un cuarto de los recursos de mano de obra, además de una serie de efectos negativos indirectos producidos por esta ineficiencia. Llegar a pensar en 0% de trabajo no contributivo es algo totalmente utópico. El cuerpo y la mente humana no pueden trabajar mucho tiempo sin detener su actividad para tomar un descanso. Lo anterior es crítico para una actividad de tanto desgaste físico como lo es el trabajo de la construcción. Por eso es interesante poder estudiar el mínimo porcentaje de trabajo no contributorio aceptable", propuso el estudio.
Con el fin de mitigar, los tiempos muertos, en lo que se refiere a las necesidades básicas de los trabajadores, manifestaron la necesidad de que las firmas habiliten baños químicos, repartidos por la obra; guardarropías, comedores, agua potable y elementos auxiliares para eventualidades climáticas.
Hicieron notar que un trabajador es más productivo, si a lo largo del día se le permite descansar entre 10% y 15% del tiempo que dura la jornada.
"Descansos bien manejados, a media mañana y a media tarde, pueden de hecho aumentar la productividad global", sostuvieron.

Conclusiones
Se podría concluir entonces, que realmente no se puede decir de forma taxativa que la actividad de la Construcción en Chile tenga baja Productividad. Esto se advierte a partir de la poca claridad de los propios ejecutores en la elaboración del índice. Habría que definir, primero, cuáles son las áreas productivas del sector que deben ser incluidas en el cálculo. Si partimos de la base que actividades propias del área, como la elaboración de paneles y hormigón, deben ser consideradas en la industria, obviamente, que el aporte tecnológico no influirá, de ningún modo, en el nivel de productividad del sector.
Por eso habrá que esperar los cambios del Banco Central que introducirá en la matriz insumo producto y que el Centro Nacional de Productividad revise sus procedimientos para saber, con mayor exactitud, nuestra realidad en esta importante materia. Por su parte, tanto la Cámara Chilena de la Construcción, como la CDT y otras entidades públicas y privadas orientarán su accionar al desarrollo de este tema.

¿Necesitamos Presidentes Ingenieros?

"Una de las razones por las que Asia se ha convertido en la fábrica del mundo es que mientras las universidades asiáticas están produciendo un número récord de ingenieros, sus contrapartes en otras partes del mundo --incluyendo Estados Unidos-- están produciendo abogados, contadores y psicólogos.

Antes de que comparta con ustedes mi gran teoría sobre por qué los asiáticos están más volcados hacia la ingeniería, veamos los datos.

Según la Fundación Nacional de Ciencia (NSF) de Estados Unidos, en términos numéricos China es el líder mundial en producción de ingenieros: gradúa como 220,000 al año. Comparativamente, Estados Unidos gradúa cerca de 60,000 al año, Corea del Sur 57,000, México 24,000, Brasil 18,000, Colombia 11,000, Chile 4,000 y Argentina 3,000.

Un estudio separado de la empresa consultora Engineering Trends muestra que, en relación a sus respectivas poblaciones, el país que produce más ingenieros per capita es Corea del Sur, seguido por Taiwan y Japón. Comparativamente, Colombia está ubicado en el lugar 19, Chile en el 23, México en el 24, Estados Unidos en el 25, China en el 30, Brasil en el 35, y Argentina en el 37.

Al margen de cómo los contemos --y existe algo de escepticismo sobre estos datos, ya que no todos los países tienen los mismos estándares para otorgar grados en ingeniera-- no hay dudas de que los países asiáticos llevan una significativa ventaja en la materia.

''Quedarse atrás (en la producción de ingenieros) es peligroso, porque afecta la capacidad de los países para aumentar sus manufacturas'', dice el fundador de Engineering Trends, Richard Heckel. ``La manufactura es una industria de cambios constantes. Si uno no hace innovaciones, no puede competir''.

Los expertos en desarrollo afirman que si un país quiere ser una potencia manufacturera, necesita gente que pueda producir los bienes existentes en forma más eficiente, y gente que pueda inventar nuevos productos. En ambos casos, se necesitan ingenieros.

En Estados Unidos, el número de estudiantes universitarios de ingeniería está estancado: es más alto de lo que fue en 1980, cuando estaba en cerca de 58,000, pero menor que en su pico en 1986, cuando alcanzó 77,000, según la NSF.

En América Latina, la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, produce cerca de 620 psicólogos al año, pero sólo 40 graduados en Ingeniería Petrolera, según su anuario estadístico. Y la Universidad de Buenos Aires en Argentina, UBA, produce 2,400 abogados al año, 1,300 psicólogos y sólo 240 ingenieros, según cifras oficiales.

El ministro de Educación de Argentina, Daniel Filmus, me dijo con horror en una entrevista hace unos meses que, al asumir sus funciones, descubrió que su país sólo graduadaba tres ingenieros textiles al año. Desde entonces, el Ministerio de Educación creó un fondo apoyado por el sector privado que ofrece 30 becas al año para estudiar ingeniería, e inmediatamente recibió 270 aplicaciones, señaló.

''Ahora, todas las becas del Ministerio de Educación van hacia estudiantes necesitados que sigan ingeniería o alguna ciencia exacta o estratégica para el país'', dijo Filmus.

¿Qué están haciendo los países asiáticos para impulsar a los jóvenes a que estudien ingeniería? Además de contar con una demanda del mercado por ingenieros y en muchos casos con una cultura que venera a los científicos e ingenieros casi como si fueran futbolistas, los líderes asiáticos promocionan el estudio de ingeniería, aseguran los expertos.

''En muchos países asiáticos, desde los niveles más altos del gobierno se habla de la importancia de la ciencia e ingeniería para lograr el crecimiento económico'', dice Alan Leshner, presidente de la Asociación Americana para el Avance la Ciencia (AAAS). ``Aquí, la comunidad científica a menudo tiene que convencer a los políticos de que la ciencia es fundamental para el crecimiento económico''.

Después de hablar con Leshner, caí en cuenta de que mientras el presidente de China, Hu Jintao, se graduó de ingeniero hidráulico, y casi todo el Comité Central del Partido Comunista Chino está integrado por ingenieros, en esta parte del mundo casi no hay presidentes que sean ingenieros.

En Estados Unidos, el presidente obtuvo su licenciatura en historia, y una maestría en administración de empresas. En América Latina, la mayoría de los presidentes son abogados (Argentina, Chile, Colombia, Cuba, la República Dominicana, Guatemala), economistas (Honduras, Perú, Panamá), administradores de empresas (México), médicos clínicos (Costa Rica, Ecuador), psiquiatras (Costa Rica), comentaristas deportivos (El Salvador) o militares (Venezuela).

A lo mejor habría que empezar a elegir a ingenieros como presidentes. O, lo que sería mejor --considerando que el presidente de Venezuela estudió ingeniería en la escuela militar, y sin embargo está haciendo un desastre en su país-- presionar a los abogados, economistas, psiquiatras y otros que están en el gobierno para que usen su influencia a fin de impulsar a más gente joven al estudio de ingeniería."

Este artículo fue publicado a mediados del 2005 por Andrés Oppenheimer, pero creo que es ahora cuando más sentido tiene, esto nos hace reflexionar a todos los estudiantes de ingeniería. Esperemos poder dar el primer paso.

Mucha política, poca tecnología !

A juzgar por un nuevo ranking de los países de mayor desarrollo informático del mundo, muchos jefes de estado latinoamericanos deberían gastar menos tiempo en propiciar revoluciones políticas, y más tiempo en lograr que sus países entren en la revolución tecnológica del siglo XXI.

En momentos en que cada vez más presidentes latinoamericanos están proponiendo asambleas constituyentes para cambiar sus constituciones, o proponiendo otros cambios políticos que según ellos traerían la prosperidad a sus países, muchos en otras partes del mundo se están concentrando de lleno en modernizar sus tecnologías de la información. Y les está yendo cada vez mejor.

Según el nuevo Reporte Global de la Tecnología de la Información dado a conocer la semana pasada por el Foro Económico Mundial, con sede en Suiza, América Latina - aunque mejor situada que el año pasado - tiene un desempeño bastante pobre. No hay un solo pais latinoamericano o caribeño entre las 30 naciones más avanzadas en tecnologías de la información y la comunicación, aún a pesar de que Brasil y México están entre las 12 economías más grandes del mundo.

El ranking de 122 países está encabezado por Dinamarca, seguida por Suecia, Singapur, Finlandia, Suiza y Estados Unidos. Unos pocos lugares más abajo se encuentran Hong Kong (12), Taiwán (13), Israel (18), Corea del Sur (19), Estonia (20), Irlanda (21), Malasia (26), Emiratos Arabes Unidos (29) y Eslovenia (30).

Recién entonces aparece el primer país latinoamericano, Chile, clasificado en el lugar 31 del mundo. Más abajo están Barbados (40), Jamaica (45), México (49), Brasil (53), Costa Rica (56), Uruguay (60), El Salvador (61), Argentina (63), Colombia (64), Perú (78), Venezuela (83), Ecuador (97) y Bolivia (104).

La buena noticia es que, según el reporte, la mayoría de los países latinoamericanos subieron posiciones el año pasado, lo que ``pinta una fotografía alentadora para la región en general, sugiriendo que se está reduciendo la brecha digital que la separa de otras regiones con niveles similares de desarrollo que han sido más exitosas, como Asia o Europa del Este.''

Sin embargo, Irene Mia, la autora principal del reporte, dijo en una entrevista telefónica desde Ginebra que América Latina ''está mostrando resultados bastante pobres'' en varios frentes. Mia señaló los siguientes problemas:

-Excesiva regulación gubernamental: aunque se necesitan sólo 3 trámites burocráticos para abrir una empresa de tecnología - o cualquier otra empresa - en Dinamarca, se requieren 17 trámites para abrir la misma empresa en Brasil, y 16 trámites en Venezuela, según un reciente estudio del Banco Mundial. Eso no hace más que desalentar las inversiones.

-Sistemas educativos deficientes: los países latinoamericanos están muy por detrás de los europeos y asiáticos en la educación primaria, así como en la graduación de científicos e ingenieros. En Argentina, por ejemplo, hay casi cinco veces más estudiantes de sicología que de ingeniería en la Universidad de Buenos Aires, propiedad del estado, y la más grande del país.

-Muy poca investigación y desarrollo: los países de América Latina invierten un promedio de 0.5 por ciento de su Producto Interno Bruto en investigación y desarrollo, comparado con cerca del 2 por ciento que se invierte en Corea del sur, Japón y los Estados Unidos, según la Comisión Económica de Naciones Unidas para América Latina y el Caribe.

-Falta de capital de riesgo, impuestos excesivos, y pocas garantías de respeto a la propiedad intelectual, lo que hace difícil que los emprendedores abran compañías de alta tecnología.

-Un rol demasiado reducido del sector pivado en la investigación y desarrollo: mientras que en Estados Unidos, Europa y Asia la mayor parte de la investigación y desarrollo de nuevos productos es realizada por el sector privado, en América Latina están a cargo de los gobiernos. ''El sector privado es más eficiente en la creación de vínculos entre las universidades y las empresas para la producción real de bienes'', dijo Mia.

En América Latina, hay mucho debate político, y muy poco debate tecnológico.

Cambiar las constituciones - como lo ha hecho Venezuela, o lo están tratando de hacer Ecuador y Bolivia - puede a ayudar a sus presidentes a perpetuarse en el poder, pero difícilmente hará mucho por el crecimiento económico y la reducción de la pobreza. (Venezuela ha tenido 28 Constituciones, y sin embargo sigue siendo un país rico repleto de gente pobre).

Y tener presidentes que se concentran en temas políticos, mientras dejan que sus viceministros se ocupen de temas tecnológicos, como ocurre en otros países de la región, tampoco ayudará mucho.

En lo que fue un triste reflejo de las prioridades de muchos países de la región, la mayoría de los periódicos latinoamericanos de la semana pasada tenían en sus primeras planas titulares sobre los escándalos políticos del día, mientras que la noticia del ranking tecnológico estaba enterrada en las páginas interiores. Debería haber sido al revés.